Dolores articulares

Dolores articulares

Los dolores articulares son unos de los efectos secundarios más desagradables que experimentan las pacientes con cáncer de mama. En gran medida suelen aparecer casi de manera inmediata cuando se administran ciertas terapias como los inhibidores de la aromatasa. De hecho, este efecto secundario se encuentra ampliamente descrito en la literatura científica y es un tema de preocupación general debido a que reduce en gran medida la calidad de vida de las pacientes (Oulafe T et al., 2015). En torno al 50% de las pacientes experimentan este efecto secundario.

En este artículo queremos enseñar cómo el ejercicio físico es capaz de mejorar estos dolores por diferentes vías. Este tema es muy importante, ya que la terapia de deprivación hormonal, en este caso con inhibidores de la aromatasa, permitirá aumentar la supervivencia de estas personas. Estos fármacos se suelen emplear una vez acabadas las terapias de quimioterapia/radioterapia y tienen una duración de 5 años donde se emplean para evitar la recidiva de aquellos cánceres hormonales positivos. El problema tiene que ver con los dolores articulares que producen, cuando esto ocurre algunas personas prefieren dejar de usarlo debido a los fuertes dolores y malestares que aparecen. Es por ello que como se comenta en varios estudios es importante buscar alternativas terapéuticas que disminuyan éstos. En concreto el ejercicio físico es una potente herramienta sin efectos secundarios y con más beneficios en otros sistemas del organismo.

Si revisamos la literatura científica nos encontraremos con varios estudios que demuestran la eficacia de la intervención con ejercicio físico para reducir estos dolores articulares, mantener la adherencia al tratamiento, mejorar la calidad de vida y aumentar la supervivencia (Melinda L et al., 2015). Por otra parte, los beneficios del ejercicio físico van más allá de reducir el dolor articular, generan un beneficio enorme en el impacto global. Lo más importante para el colectivo médico y personal sanitario es que las pacientes mantengan su tratamiento con inhibidores de la aromatasa, esto también se ha demostrado en el estudio denominado HOPE (The Hormones and Physical Exercise study). En éste se ve como las mujeres que estuvieron realizando ejercicio físico mejoraron sus dolores articulares, viéndose las mejoras significativas al cabo de 12 meses. En las imágenes del final del texto podéis observar las diferentes gráficas con la evolución del dolor articular en los diferentes meses con respecto al grupo control o de cuidados habituales. Siendo A el peor dolor, B la severidad y C la interferencia con las actividades de la vida diaria. El programa de ejercicios consistió básicamente en entrenamiento de fuerza supervisado por un profesional cualificado donde se realizaban 6 ejercicios de 3 series compuestas de 8-12 repeticiones, y a su vez 150 min de ejercicio aeróbico que lo realizaban al 50% de la frecuencia cardíaca máxima, para posteriormente incrementar la intensidad hasta llegar al 60%-80%.

Se cree que los inhibidores de la aromatasa terminan creando un ambiente inflamatorio que genera una hipersensibilidad de las vías del dolor y de los nociceptores. El ejercicio físico, en concreto de fuerza como ya sabemos, posee un efecto antiinflamatorio. Es por ello que muchos de los beneficios vienen dados por éste mecanismo. A su vez hay otras variables que permiten percibir menor dolor como la pérdida de peso graso que permite menor aromatización, ya que es en la grasa donde se encuentra la enzima que produce la aromatización (5-alfa reductasa) o conversión de androgenos a estrógenos, por otra parte también una mejor estabilidad de la articulación generará menor dolor.

En conclusión podemos decir que el ejercicio físico es una herramienta muy útil para tratar este dolor articular y a su vez mantener la adherencia al tratamiento. Como hemos podido observar, las mejoras no vienen hasta los 6 meses y las significativas ocurren a los 12 meses. Es por ello que debemos explicarle a los pacientes que deben esperar al menos ese período de tiempo para notar esos beneficios.

REFERENCIAS:

  • Olufade T, Gallicchio L, MacDonald R, Helzlsouer KJ.Musculoskeletal pain and health-related quality of life among breast cancer patients treated with aromatase inhibitors. Support Care Cancer. 2015 Feb;23(2):447-55. doi: 10.1007/s00520-014-2364-3. Epub 2014 Aug 17.
  • Melinda L. Irwin, Brenda Cartmel, Cary P. Gross, Elizabeth Ercolano, Fangyong Li, Xiaopan Yao, Martha Fiellin, Scott Capozza, Marianna Rothbard, Yang Zhou, Maura Harrigan, Tara Sanft, Kathryn Schmitz, Tuhina Neogi, Dawn Hershman, and Jennifer Ligibel. Randomized Exercise Trial of Aromatase Inhibitor–Induced Arthralgia in Breast Cancer Survivors. J Clin Oncol. 2015 Apr 1; 33(10): 1104–1111. Published online 2014 Dec 1. doi:  10.1200/JCO.2014.57.1547
  • Arem H, Sorkin M, Cartmel B, Fiellin M, Capozza S, Harrigan M, Ercolano E, Zhou Y, Sanft T, Gross C, Schmitz K, Neogi T, Hershman D, Ligibel J, Irwin ML.Exercise adherence in a randomized trial of exercise on aromatase inhibitor arthralgias in breast cancer survivors: the Hormones and Physical Exercise (HOPE) study. J Cancer Surviv. 2016 Aug;10(4):654-62. doi: 10.1007/s11764-015-0511-6. Epub 2016 Jan 19.
Cardiotoxicidad

Cardiotoxicidad

Los problemas cardiovasculares como ya sabemos siguen siendo la primera causa de muerte a nivel mundial. Por otra parte la cardiotoxicidad, como su propio nombre indica hace referencia a una toxicidad del corazón. Ésta ocurre en gran medida por los tratamientos de quimioterapia y radioterapia. La toxicidad proviene del daño que generan ciertos fármacos o radiaciones sobre los miocitos o células musculares del corazón, con ello provocando una peor contracción. Podemos distinguir dos tipos de daños y fármacos. En primer lugar aquellos que generan un daño irreversible sobre el miocito, generalmente producido por fármacos conocidos como antraciclinas y taxanos. En segundo lugar tenemos otro grupo de fármacos que generan un daño reversible cuando se dejan de sumnisitrar, estos fármacos suelen ser los anti-HER2, como el trastuzumab o pertuzumab. 

Como bien venimos comentando los problemas cardiovasculares siguen siendo la primera causa de muerte y no sólo entre la población mundial, sino también entre aquellos supervivientes de cáncer de mama (Bradshaw PT et al., 2016). Es por esto que vigilar una posible cardiotoxicidad es fundamental tanto durante como después de los tratamientos.

En este artículo queremos comentar los beneficios que posee el ejercicio físico aeróbico y como puede modular esta cardiotoxicidad. Aún no se ha investigado en humanos los beneficios que tiene sobre esta cardiotoxicidad, pero según los estudios que se han llevado a cabo en ratas entendemos que el ejercicio aeróbico parece ser bastante prometedor. Se han publicado varios estudios donde se observa como el ejercicio aeróbico es capaz de modular de forma positiva ciertos genes que la quimioterapia modula de forma negativa generando cardiotoxicidad.  Se ha demostrado que el ejercicio aeróbico consigue aumentar el VEGF (factor de crecimiento endotelial) y la diferenciación endotelial (Scott JM et al., 2013). Por otra parte, en otros estudios se ha observado como realizarlo de manera breve en períodos de tratamiento con Doxorubicina permite reducir el estrés oxidativo y con ello generar cardioprotección (Ashraf J et al., 2012).

Como podemos ver el ejercicio físico tiene grandes beneficios, al menos visto en ratas, sobre la cardiotoxicidad. Pero si nos vamos hacer una búsqueda sobre la evidencia científica y qué beneficios posee sobre la salud general veremos que regula muchos de los problemas cardiovasculares que estas personas sufrirán a futuro generándoles complicaciones. Entre éstas podemos destacar: Disminución de la tensión arterial, disminución de la frecuencia cardiaca de reposo, aumento de la función endotelial, mejora del VO2Máx, etc (Golbidi S et al., 2012).

Con respecto a éste último punto queremos destacar algo muy relevante. El VO2Máx es una variable que se correlaciona ya no solo con la salud cardiovascular, sino que es considerado un predictor de esperanza de vida y salud general. Siendo seguramente el biomarcador más relevante del sistema cardiovascular y de nuestra capacidad funcional. Mientras mayor sea nuestro VO2Máx más sanos estaremos y más funcionales seremos, además éste se va reduciendo con la edad de manera fisiológica, es por ello que el ejercicio aeróbico nos ayuda a mantenerlo o disminuir la pendiente de pérdida.

Se sabe que 1 de cada 3 mujeres que han superado un cáncer de mama se encuentran en el umbral mínimo de V02Máx (15 ml/kg/min). Esto implicará, mayores niveles de fatiga, peor calidad de vida, mayor dependencia, empeoramiento de la composición corporal y mayor riesgo de mortalidad por cualquier causa (Burnett T et al., 2013). Por ello el ejercicio cardiovascular y de fuerza se han visto como aspectos fundamentales para mejorar esta variable. Esto se debe a que como bien enseña el fisiólogo del ejercicio Karlman Wasseran en su esquema (Imagen 1), para mejorar nuestro VO2Max y capacidad aeróbica necesitamos mejorar tres engranajes. El corazón, los pulmones y finalmente el músculo y sus mitocondrias las cuales generan ATP y energía. Para conseguir todo esto necesitamos mezclar ambas modalidades de ejercicio, de esta manera obtendremos los mayores beneficios en salud.

Para concluir os animo a comenzar un programa de ejercicio físico sea cual sea vuestra condición. Debéis consultar previamente con un cardiólogo competente que realice las pruebas diagnósticas que estime convenientes para saber que estáis preparados para iniciar un programa de ejercicio físico. En la clínica IPEFC Health&Exercise contamos con un equipo multidisciplinar que nos ayuda a tomar todas estas medidas antes de comenzar nuestros programas de ejercicio físico.     

REFERENCIAS:

  • Bradshaw PT, Stevens J, Khankari N, Teitelbaum SL, Neugut AI, Gammon MD. Cardiovascular Disease Mortality Among Breast Cancer Survivors. Epidemiology. 2016 Jan;27(1):6-13. doi: 10.1097/EDE.0000000000000394.
  • Scott JM, Lakoski S, Mackey JR, Douglas PS, Haykowsky MJ, Jones LW. The potential role of aerobic exercise to modulate cardiotoxicity of molecularly targeted cancer therapeutics. Oncologist. 2013;18(2):221-31. doi: 10.1634/theoncologist.2012-0226. Epub 2013 Jan 18.
  • Ashraf J, Roshan VD. Is short-term exercise a therapeutic tool for improvement of cardioprotection against DOX-induced cardiotoxicity? An experimental controlled protocol in rats. Asian Pac J Cancer Prev. 2012;13(8):4025-30.
  • Burnett D, Kluding P, Porter C, Fabian C, Klemp J. Cardiorespiratory fitness in breast cancer survivors. Springerplus. 2013 Dec;2(1):68. doi: 10.1186/2193-1801-2-68. Epub 2013 Feb 25.
Fatiga relacionada con el cáncer

Fatiga relacionada con el cáncer

La fatiga es uno de los efectos secundarios que más merman la calidad de vida de los pacientes con cáncer. Se presenta en casi el 70% de los casos tras haber acabado los tratamientos de quimioterapia y radioterapia. En este artículo no nos centraremos en explicar las causas de esta fatiga ya que es algo complejo. Influyen factores hormonales, bioquímicos, moleculares, etc. Es importante destacar que la fatiga presente en el cáncer recibe su propio nombre y se denomina fatiga relacionada con el cáncer. Esto se debe a que no hay relación directa entre el esfuerzo que se realiza y la fatiga que se percibe, siendo inversamente proporcional. Poco esfuerzo induce muchísima fatiga. En gran medida debido a una desregulación metabolica del organismo producida por los tratamientos, sobre todo por la quimioterapia.  

Por ello nos centraremos en hablar de su tratamiento o pautas de actuación. Hace muy poco, en Marzo de este mismo año, se publicó un estudio muy interesante en la revista JAMA Oncology sobre fatiga y ejercicio físico.

En éste se llega a la conclusión de que el ejercicio físico es la herramienta más potente para disminuir la fatiga. Más que cualquier fármaco o terapia alternativa. La fatiga es uno de los efectos secundarios que más daña la calidad de vida de las personas con cáncer. Como se puede observar en éste artículo, y en muchos otros, mejora en gran medida con el ejercicio físico, en concreto aquel que se denomina concurrente que es el que mezcla ejercicio aeróbico con ejercicio de fuerza o neuromuscular. También queremos destacar que se han llevado a cabo estudios que correlacionan el ejercicio de fuerza con aquellos que se denominan de relajación, yoga o similares. En estos estudios se observa como todas las variables de la fatiga mejoran en los grupos de fuerza de manera significativa en relación a los de relajación, yoga o similares. Esto se debe a que el entrenamiento de fuerza es capaz de actuar sobre aquellos factores que están desregulados en esta fatiga relacionada con el cáncer.

Por otra parte, debemos destacar que en la NCCN (National Cancer Comprehensive Network), que es una guía de práctica clínica para todo profesional sanitario sobre como intervenir con estos pacientes, se habla del ejercicio físico como la primera estrategia no farmacológica para hacer frente a éste efecto secundario. Como comenté en un principio la padece alrededor del 70% de los pacientes y gobierna sus vidas impidiendo realizar sus actividades de la vida diaria y trabajar, empeorando su calidad de vida. A su vez esta fatiga les lleva a un círculo vicioso que generá una pérdida de la condición física y también empeoramiento de la composición corporal, aumenta la grasa corporal y disminuye la masa muscular, niveles de fuerza, fitness cardiorespiratorio, etc. Esto es muy grave ya que condiciona mucho el pronóstico y calidad de vida de estas personas. Este desajuste en la composición corporal puede generar grandes problemas e incluso una recidiva, ya que como comento en el artículo de composición corporal la grasa es un potente órgano endocrino que está directamente relacionado con el cáncer. Atribuyéndole gran culpa de los cánceres a día de hoy.

Una vez entendido esto me pregunto: ¿Por qué no se pauta si se sabe de su relevancia?. En gran medida porque quizás otros profesionales sanitarios no conocen estos beneficios o simplemente no cuentan con profesionales del ejercicio que puedan asesorar y ayudar a sus paciente con ejercicio físico para mejorar la fatiga y otros efectos secundarios.

REFERENCIAS

  • https://www.nccn.org/professionals/physician_gls/pdf/fatigue.pdf
  • Karen M. Mustian, PhD, MPH1; Catherine M. Alfano, PhD2; Charles Heckler, PhD, MS1; et al. Comparison of Pharmaceutical, Psychological, and Exercise Treatments for Cancer-Related Fatigue A Meta-analysis. JAMA Oncol. Published online March 2, 2017. doi:10.1001/jamaoncol.2016.6914
Osteoporosis = Huesos de Cristal

Osteoporosis = Huesos de Cristal

La osteoporosis se define como la pérdida de la densidad mineral ósea (DMO). Para poder entenderlo de manera más sencilla el hueso se vuelve más poroso y por ende más débil. Aumentando el riesgo de fractura y con ello todos los problemas asociados.

Esta patología es silenciosa e indolora y de difícil diagnóstico. Es más prevalente en el adulto mayor y en mujeres después de la menopausia. También en aquellos pacientes supervivientes de cánceres hormonales que se encuentran con terapia de deprivación hormonal (Inhibidores de la aromatasa, tamoxífeno, etc). Esto se debe en gran medida a que los estrógenos y testosterona, que son hormonas sexuales, regulan a favor el metabolismo del hueso como se puede observar en el vídeo que se encuentra al final del texto. En él se refleja muy bien el fenómeno de remodelación ósea.

Para el diagnóstico de la osteoporosis tenemos que recurrir a realizarnos una densitometría ósea a través de un DXA. Esta prueba nos dará a conocer en qué estado se encuentra el hueso comparándolo con el de una persona sana de 30 años del mismo sexo. Si nuestros valores se encuentran entren 0 y -1,5 se considerará normal. Entre -1,5 y -2,5 estaremos hablando de osteopenia, que es el paso previo a la osteoporosis. Finalmente, si la prueba señala unos valores menores o iguales a -2,5 tendremos el diagnóstico de osteoporosis.

Ahora viene la pregunta. ¿Qué hago si presento osteopenia u osteoporosis?, ¿Cuáles son las recomendaciones y que dicen las guías clínicas y profesionales del campo de la salud?. A nivel médico no vamos a entrar en materia ya que para eso están ellos, los cuales seguramente receten calcio, vitamina D y bifosfonatos. En cuanto a nosotros y lo que nos dice la ciencia destacamos el entrenamiento. Éste se ve reflejado como estrategia no farmacológica en la Sociedad Europea de Oncología Médica. En ella se destaca el papel del entrenamiento para reducir la pérdida de la DMO o aumentarla en algunos casos.

En cuanto a qué ejercicio se ha visto como el más seguro y eficaz para solventar este problema es aquel que incluya fuerza e impactos como se ha demostrado en los estudios de Winster-Stone et al. (2011). Este tipo de ejercicios son los que generan ese estrés mecánico en el hueso y favorecerán su remodelación. No otros como nadar, pasear, aquagym, deportes recreacionales en general, etc. Otro aspecto importante es la selección de ejercicios que debemos realizar. Deberíamos seleccionar aquellos ejercicios que generen ese estrés mecánico en las zonas donde está la osteoporosis, como peso muerto o prensa de piernas, los cuales generarán una mayor tensión mecánica en el cuello del fémur, trocánter, etc.  

Por último queremos destacar que el ejercicio físico es el único factor capaz de mejorar la microarquitectura del hueso. Esto quiere decir que si poseo tres columnas para sujetar el techo de una sala, éstas deben encontrarse bien distribuidas y repartiendo de forma adecuada las fuerzas. No apiladas en un rincón sin ser funcionales.

Todo esto debería ser realizado de forma progresiva por un profesional cualificado y formado que sepa ajustar las dosis de ejercicio e ir progresando para conseguir el objetivo de reducir la pérdida de DMO o mejorarla si es posible. Con ello prevenimos la fractura de ese hueso y mejoramos la supervivencia, además de calidad de vida del paciente.

REFERENCIAS:

  • R. Coleman J, J. Body  M. Aapro  P. Hadji J. Herrstedt. Bone health in cancer patients: ESMO Clinical Practice Guidelines. Ann Oncol (2014) 25 (suppl_3): iii124-iii137. DOI: https://doi.org/10.1093/annonc/mdu103
  • Winster Stone KM, Dobek J, Bennett JA, Leo MC, Naik A, Schwartz A. Strength training stops bone loss and builds muscle in postmenopausal breast cancer survivors: a randomized, controlled trial. Breast Cancer Res Treat. 2011 June;127(2):447-56. doi: 10.1007/s10549-011-1444-z